El martes de la próxima semana, 26 de julio, celebraremos la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús, según una tradición que arranca del siglo II. Es por este motivo que se celebra este domingo la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores bajo el lema «En la vejez seguirán dando fruto»
Por ello, me permitirán que estas líneas las dedique a nuestros abuelos, esas personas que llenan y enriquecen con su sabiduría y ternura tantos hogares y familias. ¡Qué relación tan especial la que se establece entre abuelos y nietos!
Ellos tienen un papel importante en la vida y en el crecimiento del árbol familiar. En torno a ellos, se juntan sus hijos, sus nietos y, a veces, incluso sus bisnietos. Ellos son el puente que nos conecta con el pasado, con la tradición familiar y, a su vez, nos ayudan a escribir las páginas de nuestra historia personal y comunitaria. Ellos hacen posible la alianza entre generaciones.
Valores que importan
En un mundo como el nuestro, donde se valora mucho la fuerza y la apariencia exterior, los mayores no se cansan de transmitirnos con sencillez, a su manera, muchos valores que realmente importan y que deberían estar muy presentes a lo largo de nuestra vida.
Muchos ancianos han encontrado un segundo hogar en residencias para gente mayor donde comparten su vida con otros ancianos. Las instituciones y centros que albergan a los ancianos están llamados a ser lugares de humanidad y de atención amorosa, donde los más débiles no sean olvidados ni desatendidos, sino cuidados, visitados, recordados y defendidos.
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